Hablar a cámara sin miedo permite comunicarte con naturalidad y mostrar tu carisma natural
Seguro que has oído hablar del miedo escénico ¿verdad? Mucha gente te dirá que tu temor a ponerte frente a una cámara se debe al miedo escénico.
En realidad, no siempre es así, porque si te paras a pensarlo, a quien estás hablando no es al público sino a una cámara.
Entonces ¿cómo es posible que un inofensivo artilugio nos trastorne tanto?
Hoy voy a desvelarte qué se esconde tras la cámara y por qué nos impide comunicarnos con eficacia.
Indice
- ¿Qué ocurre cuando te pones ante la cámara?
- Miedos más comunes
- Efectos colaterales cuando pierdes el control
- Conclusiones
¿Qué ocurre cuando te pones ante la cámara?
Tras la cámara solo estás tu. El Yo vulnerable, que prefieres esconder y mantener invisible a los demás.
Ponerte frente a una cámara es como ponerte frente al espejo. Todo se ve. Me refiero a tus defectos y todo aquello que no te gusta de ti. Con el agravante de que, además, los van a ver muchas personas.
Me gusta trabajar con el símil del espejo porque te ayuda a encarar tus miedos e inseguridades, que son las que están enturbiando tu Autoconcepto.
Si tienes un alto concepto de ti, es normal que te pongas nervioso cuando te grabes o transmitas en vivo por primera vez. Es algo nuevo que necesitas aprender pero, con la experiencia, los nervios irán desapareciendo.
Ahora bien, si hay aspectos de ti que no te gustan, tu autoconcepto se debilita y por mucho que trabajes técnicas comunicativas, los nervios seguirán ahí. Los podrás disimular mejor, pero serán percibidos por quien te ve ya sea a un nivel consciente o subconsciente.
¿Sabes por qué? porque tu lenguaje corporal, gestual y facial te traicionará en algún momento.
Por eso lo primero que recomiendo a quien va a crear contenidos en video, emitir en vivo, realizar video conferencias etc. es que haga frente a sus temores psicológicos.
Después de años trabajando en mi propio desarrollo personal y ofreciendo formación en Inteligencia Emocional, el método más eficaz que encontré es trabajar tus valores. Cuanto más los ejercitas mejor es tu autoconcepto, más seguridad y confianza obtienes, y eso se ve tras la cámara.
Así que ya sabes, lo primero que has de hacer es identificar qué temes.
Miedos más comunes
A lo largo de 15 años he formado a miles de personas y he visto una gran variedad de reacciones cuando se ponen ante la cámara. Algunas me ocurrieron a mí también cuando empecé a hablar en público y grabar vídeos.
Así que piensa que no eres el único. Los miedos que voy a mostrarte son muy comunes. Los sienten muchas personas cada día.
Hacer el Ridículo
Vinculado con sentir vergüenza, es una proyección sobre lo que los demás pensarán de ti. Responde a un patrón de pensamiento, ponerte siempre en lo peor. Y en tu mente creas una expectativa de fracaso. Para anular este tipo de pensamientos has de sustituirlos por otros, así que acostúmbrate a pensar en lo que te ha gustado de tu grabación en video o emisión en vivo. De qué te sientes orgulloso. Chequea tus avances y mejoras. Solo así aumentará tu confianza y seguridad.
No estar a la altura
No te sientes lo suficientemente experto para hablar del tema. Si es cierto, ya sabes, prepárate mejor. Pero si no lo es, estás escondiendo una infravaloración. Necesitas creer más en ti. La mejor cura es que te focalices en tus logros y lo que has podido aportar a otras personas. Pide feedback ya verás qué agradable sorpresa te vas a llevar.
Quedarme en blanco
cuando he formado a speakers profesionales este es el miedo más común. ¿Y si me falla la memoria? Yo pasé por él. Y la memoria me falló muchas veces. Descubrí que es mejor interiorizar la información y acostumbrarte a organizar mentalmente tus ideas que limitarte a memorizar o incluso leer. Si hay datos importantes que has de mencionar, puedes tenerlos anotados y acudir a ellos en caso de necesitarlo.
Cuidado con acostumbrarte a usar el telepronter. Por muy sofisticado que sea, o eres un excelente profesional o… siendo decirte que “se nota” un montón. Porque tanto tirar de memoria o leer puede restarte naturalidad y ocultar tu carisma comunicativo.
Equivocarme y no saber seguir
Te puede ocurrir con cualquier distracción, y también cuando dependes de la memoria. Cuando te equivocas los nervios te juegan una mala pasada y pierdes el hilo de lo que sigue a continuación. Un buen speaker profesional se da cuenta del lapsus. A pesar del contratiempo mantiene la calma lo que le permite pensar con claridad y en seguida reacciona creando una nueva idea o concepto que relaciona con lo último que ha dicho. Ojo! esto solo lo puedes hacer cuando conoces muy bien el tema y lo tienes “interiorizado”.
Efectos colaterales cuando pierdes el control
Siempre que se active el miedo en ti tu cuerpo reaccionará. Estos son algunos de los efectos fisiológicos que ocurren ante el miedo a ponerse ante la cámara y hablar en público.
¿Cuál de ellos te ocurre a ti?
- Se me seca la boca
- Me cuesta tragar saliva
- Se me hace un nudo en la garganta
- Me entra la tos
- Siento dolor de cabeza
- Me palpita el corazón
- Tengo malestar estomacal y/o náuseas
- Empiezo a sudar
- Me sudan las manos
- Me pica el cuero cabelludo
- Tengo escalofríos
- Siento tensión en los hombros
Muchas personas obvian el malestar que les causa los nervios y se lanzan a grabar o emitir creando una coraza conductual,
Pero poner parches trae consecuencias.
Fíjate. Como los nervios siguen ahí, la persona genera recursos que le ayuden de manera inconsciente a ponerse ante la cámara o una audiencia. Algunos de ellos son:
- Usar muletillas como ehhh para solventar pequeñas lagunas de memoria, hilar ideas, etc.
- Prolongar las pausas y silencios, para organizar la mente y pensar qué decir
- O bien no hacer ninguna pausa, en este caso la tendencia es a hablar aceleradamente
- Mover los pies marcando un ritmo, es un recurso distractor, evita pensar en los nervios, y mantiene el ritmo del discurso
Las muletillas y manías se quitan cuando eres conscientes de ellas y las trabajas.
Por más que quieras mantener el control estas conductas muestran todo lo contrario.
Y lo peor es que la audiencia lo percibe, aunque no siempre de manera consciente.
Los nervios no te permiten percibir qué haces o no haces con tus gestos, tus expresiones faciales y tu cuerpo, pero para tu audiencia no pasa desapercibido.
Conclusiones
Es normal que ponerte frente a una cámara te ponga nervioso o incluso despierte miedos que ni conocías en ti. En lugar de intentar esconderlos, reconócelos y afróntalos.
Recuerda que tras el miedo hay una necesidad o carencia. Es lo primero que trabajo en mis mentorías y cursos en habilidades comunicativas. Cuando los alumnos adquieren seguridad en sí mismos los miedos desaparecen con rapidez.
Por eso es super importante que trabajes tus nervios, afrontes tus miedos e incorpores técnicas de relajación para mantenerte tranquilo.
Cuando te grabas o emites en vivo, tienes que gestionar muchas cosas a la vez, y solo podrás hacerlo manteniendo la calma. Es la única forma de mostrarte natural ante la cámara.
¿Qué otras manías o muletillas conoces que no haya mencionado?
Te leo y respondo en los comentarios